En los últimos cuatro meses de pandemia de COVID-19, un millón 113 mil 677 personas perdieron su empleo a causa de la crisis económica que causó esta enfermedad a causa de cierres de empresas y disminución de actividades.
De acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), entre mayo y junio de este año se registraron esas bajas. Tan sólo en abril —el mes más crítico de la pandemia en materia de desempleo— 555 mil personas dejaron de tener un puesto laboral.
Lo peor de esta pérdida de empleos es que se dio en contratos indeterminados, es decir, gente que tenía un puesto de trabajo de manera permanente.
De acuerdo con analistas del sector laboral, esta pérdida es mayor que la registrada en la crisis de 2009, cuando se dieron los colapsos económicos de la burbuja inmobiliaria y cuando se registró la pandemia de la influenza AH1N1.
Sin embargo, en las últimas semanas, se ha registrado una ligera recuperación de puestos de empleo, debido a la apertura escalonada en las metrópolis como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.
Los analistas advierten que tras la crisis de 2008 y la de la Influenza, al sector laboral le tomó casi una década recuperar sus niveles, por lo que recomendaron no sólo atajar la pérdida de puestos laborales, sino propiciar la creación de plazas laborales.
Al respecto de la pérdida de empleos, los sectores más afectados son los jóvenes y las personas de menores ingresos.
Los estados de Quintana Roo, Baja California Sur y Guerrero, son los que presentan la mayor baja de plazas, pues su reducción es por encima del 7%. Además, 29 estados reportaron pérdidas laborales, excepto Tabasco, Michoacán y Baja California, que tienen una ligera recuperación.