Personal de salud de diversos hospitales públicos de la Ciudad de México ha denunciado que la llegada de médicos y enfermeros cubanos en abril, como apoyo para la atención a personas con Covid-19, fue un verdadero atraco para los mexicanos.
En primer lugar porque sus colegas cubanos, con todo y la buena fama que tiene ese país en materia de salud, son recién egresados y sin experiencia alguna. Traen título, pero nada de práctica.
Desde hospitales como el Belisario Domínguez, Balbuena, Xoco y el de Tláhuac, entre otros, suman quejas del trato privilegiado que se les da a los cubanos, quienes cuentan con vivienda y alimentación especial, muy por encima de sus colegas mexicanos.
Las denuncias indican que los visitantes de la Isla trabajan menos horas que ellos, tienen los mejores equipos de protección y se alimentan cada que quieren, dejando a veces sin comer a los nacionales.
Los trabajadores der Salud en general –no solamente médicos, sino enfermeras o camilleros- están enojados e indignados y con muchísima razón, pues ellos batallan para protegerse de los contagios y sus colegas cuentan con todo.
Muchos trabajadores mexicanos tienen que gastar de sus bolsillos para comprar sus cubrebocas, caretas y gel, pues los materiales que llegaron de China sirven para dos cosas, además de que las autoridades no los surten como deberían.
Y si bien las denuncias publicadas en redes sociales -la mayoría en forma anónima-, pudieran ser descalificadas por quienes defienden la actuación de los gobiernos local y federal en el tema, hay que echarle ojo a los datos duros.
Producto de un contrato firmado por el Instituto Nacional para la Salud y el Bienestar de México, la Secretaría de Salud de la CDMX se vio obligada a traer a 585 médicos cubanos, con todos los gastos pagados.
Por esta acción, que se ha vendido como un acto solidario de Cuba con México, la ciudad tuvo que desembolsar 135 millones de pesos –cotizados en dólares- para que vinieran los cubanos.
Una simple operación aritmética indica que, si se divide esa cantidad por 585 médicos, cada uno de ellos habría costado 230 mil 769 pesos, que para nada es poca cosa.
O sea que cada cubano cuesta mensualmente 115 mil pesos, que es más que el sueldo del presidente, y trabaja mucho menos que sus colegas de México, que tienen que cumplir horarios extenuantes y en condiciones precarias.
Además de esos sueldazos, los galenos visitantes reciben hospedaje y alimentación de primera, muy superior a los connacionales.
Y si alguien duda de las quejas de trabajadores de Salud del Gobierno de la 4-T, la propia secretaria de Salud de la Ciudad de México, Olivia López Arellano, reconoció públicamente la existencia del convenio firmado por el Insabi con Cuba.
Este convenio entró en vigor apenas el 27 de abril y no se sabe hasta cuándo tendrá vigencia ni cuánto más costará a los capitalinos mantener a los visitantes de la isla.
La secretaria López Arellano quiso matizar el pago de hospedaje y comidas de los cubanos, diciendo que el gobierno no se los paga, sino que es una donación de los hoteleros de la capital, concretamente del Hotel Benidorm de la colonia Roma.
El gobierno de Cuba tiene fama de explotar a sus médicos enviados a misiones en el exterior, e incluso hubo denuncias de dos relatoras de la ONU, que en noviembre de 2019 señalaron que los mantenían en condiciones de trabajo forzoso, como esclavos.
Sobre esto, la funcionaria mexicana dijo al Diario de Cuba que el trabajo de estos médicos es voluntario, y que incluso en el mundo estas brigadas de personal de salud son reconocidas al enfrentar epidemias y situaciones críticas en países a donde van.
El gobierno capitalino justifica la contratación de personal extranjero ante el avance de la pandemia, por lo que necesitaba reformar sus áreas de atención médica, debido a que hay una escasez de especialista e incluso médicos generales.
Dice que tienen mucha experiencia en la parte epidemiológica comunitaria y en el refuerzo de las actividades hospitalarias, pero que además están dando asesorías, capacitación y apoyo a la estrategia ante la pandemia.
Su versión choca con la queja en los hospitales de la CDMX, donde los mexicanos afirman que los enviados de Cuba –tanto médicos como enfermeros- no cuentan con la suficiente experiencia y más bien llegan como practicantes.
En la entrevista con el diario cubano, la funcionaria capitalina titubeó sobre la cantidad que México se está pagando por el convenio y reconoció que, aunque se deberían hacer públicos los datos, aún no se han subido a la red.
De todos modos se sabe que, en el caso de la capital, e monto fue por 6.2 millones de dólares, que significaba 135 millones de pesos al momento de su firma.
Aunque la funcionaria acepta que pueda haber cierta inconformidad de algunos empleados de salud, aseguró que la mayoría los ha aceptado bien. Sin embargo, aceptó que sí tienen que ser capacitados en nuevas tecnologías, como cualquier otro médico nacional.
El gobierno mexicano ha contratado a seis mil médicos nacionales para tender la emergencia sanitaria, pero todos ellos están muy lejos de acercarse siquiera a las condiciones laborales, de alimentación y salariales de los cubanos.
Se sabe que 585 médicos de ese país está asignados a hospitales Covid de la capital, pero el Insabi ha contratado a muchos más y los ha enviado a otras entidades, sobre todo gobernadas por Morena, como Veracruz, por ejemplo.
A ellos también les dan hospedaje y por supuesto todas las atenciones con las que no cuentan los nacionales.
Quienes conocen el sistema cubano de salud dicen que de la millonada que paga México a Cuba por el convenio, seguramente nada les tocará a los médicos y todo se lo quedará el gobierno, y que ante la escasez que viven en su país, sobre todo en alimentación, los médicos que vienen comen hasta donde pueden.
Como quiera, los trabajadores de Salud de la CDMX no consideran justo el que sus propias autoridades los discrimen.