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Claudia, la consen de El Peje

A estas alturas del partido, nadie tiene la menor duda que la funcionaria consentida de Andrés Manuel López Obrador, es la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.

El presidente lo hace patente cada vez que tiene oportunidad, por lo que quienes entienden de política, aseguran que Sheinbaum Pardo es -hasta el momento- su candidata más fuerte para sucederlo en el cargo en 2024.

Esta deferencia presidencial hacia la gobernante capitalina debería ser una ventaja para los habitantes de la ciudad, pues se da por hecho que apoyará con todo a su administración, a fin de que tenga éxito y se posesione bien para la contienda.

¿Pero en realidad ganan algo con esto los habitantes de la gran ciudad, o incluso los trabajadores del propio gobierno capitalino?

En teoría tendría que ser una ventaja, pero hay muchos -y cada vez son más- que piensan que el hecho de que ambos gobiernos sean del mismo partido y compartan el mismo proyecto es una desventaja.

Primero porque López Obrador trata a Sheinbaum como empleada y a la capital como una de sus oficinas alternas. Como sabe que la gobernante jamás le va a reclamar ni a exigir nada, no le preocupa en demasía la posibilidad de rebelión alguna.

Segundo porque con Claudia se pierde la independencia de la capital con respecto al gobierno federal; es decir, ya no existen los contrapesos, que se empezaron perder el sexenio pasado, cuando Miguel Ángel Mancera se entregó a los brazos de Enrique Peña Nieto.

Antes de Mancera, el jefe de Gobierno en turno era -por naturaleza y convicción- la contraparte de quien habitaba Los Pinos. Eso fue muy saludable para la lucha democrática.

Tanto Cuauhtémoc Cárdenas como Rosario Robles, que se repartieron el primer gobierno electo del entonces Distrito Federal, mostraron su oposición a varias de las decisiones que en su momento encabezó el priísta Ernesto Zedillo.

Eso fortaleció a la democracia y la izquierda volvió a ganar la ciudad en 2000 con López Obrador como candidato del PRD. En su sexenio, el tabasqueño fue enemigo declarado del panista Vicente Fox, y el crecimiento democrático siguió hacia arriba.

Después de El Peje llegó Marcelo Ebrard y las discrepancias con el presidente Felipe Calderón se mantuvieron durante todo el sexenio; la ciudad se fortaleció y su gobernante fue reconocido.

La debacle comenzó con Mancera, que de inmediato se alió con Peña Nieto, y no sólo perdió el PRD, sino los propios capitalinos, pues al no haber competencia política se relajó el crecimiento en todos los sentidos.

Ahora con Sheinbaum, que no se atreve a contradecir en lo más mínimo lo que al presidente se le ocurre, los ciudadanos pierden más, pues no hay quien los defienda de las malas decisiones federales.

La única beneficiada es la propia Claudia, porque El Peje la defiende contra viento y marea, pero sólo a ella, lo que no quiere decir que la defensa se extienda a los ciudadanos.

Y es que el tabasqueño ve en la jefa de Gobierno a la única que podría mangonear después de 2024, y que jamás se atrevería a ir en contra lo que él pueda construir en su sexenio.

Por eso la gobernante dice al presidente a todo que sí, aunque pueda ser una tontería que afecte a la ciudadanía, como la intención de desaparecer los puentes vacacionales, que también le pegaría a la economía local.

Sin chistar, Sheinbaum dice que sí.

Y como eso no pasaría con Marcelo Ebrard o con Ricardo Monreal, que de llegar pondrían su propia huella y acabarían con muchas de las cosas que está haciendo López Obrador, no son sus favoritos.

La niña consentida del presidente sigue siendo Claudia, aunque en más de un año de gobierno ha demostrado que no tiene la capacidad o el liderazgo para sacar adelante su administración.

Pero como eso no le importa al de Macuspana, pues lo único que le interesa es que su proyecto sea transexenal y mantener un títere, le pone piedras a todo aquel que represente una amenaza para su niña.

Por ejemplo, por mucho que Ebrard parezca ser el gran salvador de su gobierno, lo mantiene acotado, pues ni siquiera le deja tener en el gobierno la nómina que él desea. Siempre le dice que sí, pero al final nada se concreta.

Por eso Marcelo -que no es ningún tonto-, se alió con Monreal para ir juntos sobre Sheinbaum y después ver quién de los dos busca la Presidencia de la República.

Aún falta un rato; por lo pronto, Claudia sigue siendo la consentida del profesor.

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