El trabajo que se ofrecen en plataformas digitales que prestan cualquier servicio a los clientes es una nueva forma de precaria la labor de las personas que se emplean en ellas, ya que no cuentan con contratos laborales o prestaciones sociales.
Esta situación podría derivar en generaciones que serán conocidos como jornaleros digitales, es decir, personas que parece que tienen un empleo en una empresa formal, pero que en realidad trabajan muchas horas en empleos desgastantes que no pagan bien y que no garantizan los derechos de las personas.
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Los conteos en México no han determinado cuántas personas trabajan en estas modalidades. Sin embargo, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi indicó que estos trabajadores pueden encontrarse en el grupo de 12.1 millones de trabajadores independientes y los 2.5 millones de trabajadores no remunerados.
Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que las personas que laboran en plataformas con Uber, Uber Eats, Rappi, Corners Shop, Cabify y otras tantas, son hombres jóvenes con estudios al menos de preparatoria que se suman a la fuerza de trabajo de esta empresa para obtener un ingreso extra y no tener un horario fijo.
Sin embargo, lo que podría parecer una serie de ventajas en realidad se convierte en un problema, ya que los trabajadores son contratistas independientes y las firmas jamás se asumen como patrones.
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Para la OIT, estas plataformas provocaron que se acentúe la precariedad laboral en países donde se permiten este tipo de prácticas, y en el que se incluye a México. Por ello, subraya el organismo internacional, las nuevas políticas públicas deberían estar enfocadas en estas nuevas formas de trabajo y regularlas para garantizar el trabajo decente en todos los rubros laborales.
Estas personas no cuentan con prestaciones sociales básicas, que incluyen el servicio médico gratuito, pese a que su labor puede ser considerada de alto riesgo por la necesidad de transitar en las vías públicas.
Además, como dependen del trabajo que les llega vía las aplicaciones, no pueden desconectarse nunca del trabajo. Incluso, la OIT asegura que las empresas castigan a aquellos que deciden declinar las ofertas de trabajo que les llegan. Por ello, es necesario que la desconexión digital se establezca como un derecho laboral y que no repercuta en sus ingresos.
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De igual manera, la OIT demandó que las empresas queden establecidas como patrones de estos trabajadores para que exista una responsabilidad con sus trabajadores y no queden como contratistas independientes que no dependen de nadie.
Si bien el problema de precariedad en México es grande, no es el único país con este conflicto. En América Latina y oras naciones, las plataformas digitales agravan la situación laboral de las personas que colaboran con ellas, ya que hay una evasión clara de sus obligaciones con ellos.
Con información de El Economista