Trabajadores extraordinarios

Del éxito con los Hooligans a brillante abogado laborista

Como músico y como abogado ha dejado huella. En la primera hizo carrera como tecladista del afamado grupo; en la segunda ganó renombre con el caso de los controladores aéreos.

Alejandro Velázquez Méndez es reconocido como abogado laborista por haber logrado, a finales de la década de los noventa, la libertad sindical entre los trabajadores del Estado, el reconocimiento gubernamental del sindicato gremial de controladores aéreos y la reelección de los dirigentes en el sector público. Tiene otra faceta en la que igualmente fue exitoso: en su juventud formó parte del conjunto musical Los Hooligans.

Con éxitos de la década de los sesenta como “Despeinada” -primer lugar en popularidad en España-, “Bat Masterson”, “Al final”, “Nena linda”, “La pluma de mi tía” y “Juanita banana”, entre otras, los arreglos musicales son suyos.

Y es que mientras hizo estudios de primaria y secundaria, tomó, durante alrededor de seis años, clases de piano en el Conservatorio primero, y después de manera particular con la maestra Ella Rivas de Moreno. Pese a haber sido de los últimos en ingresar a Los Hooligans, sus conocimientos de música le permitieron convertirse rápidamente en el líder del grupo, ya que los otros integrantes sólo tocaban de oídas.

Al licenciado Velázquez Méndez de pequeño le gustaba la música, a grado tal que en la escuela del Conservatorio siempre obtenía 10 de calificación en la asignatura, mientras en algunas de las demás materias estaba reprobado, por lo que tenía beca:  le daban de comer y el transporte.

Sin embargo, su señora madre, la señora Luz Méndez Ruiz, al enterarse que su hijo tenía reprobadas algunas materias, decidió sacarlo del Conservatorio y lo inscribió en la secundaria 14. A partir de entonces las clases de piano con la maestra Rivas de Moreno de manera particular.

Posteriormente en la preparatoria 5 de la UNAM, tocaba el piano en el auditorio, por lo que tenía un club de fans. Era el año 1963. Humberto Cisneros, guitarrista de Los Hooligans lo escuchó y lo invitó a casa de Ricardo Roel -Ricardo Roca, su nombre artístico como solista a partir del año siguiente y hermano de César Costa- en la colonia Nápoles, donde tenían un piano de cola debido a que la mamá tocaba música clásica en un cuarteto. Ese día interpretaron música de Frank Sinatra.

Los integrantes del grupo le pidieron que se aprendiera algunas canciones, debido a que el sábado siguiente tenían una tocada. Por media hora recibió una paga muy generosa: mil pesos de la época -sólo para dar una idea de lo que esa cantidad representaba: en 1970 un Volkswagen sedán último modelo costaba 28 mil pesos-. Cuando llegó a su casa su mamá al enterarse del dinero que había ganado le preguntó: “¿no te los robaste?”

Y mientras concluyó la preparatoria (1962-1964) y estudiaba la carrera de derecho en la UNAM (1964-1968), los éxitos musicales y las giras por el interior del país y algunos del extranjero -estuvieron en Argentina- empezaron a sumarse, hasta alcanzar 7 LP’s y varias películas -“A ritmo de twist” con Manuel “Loco” Valdés”, “Jóvenes y bellas” con Fernando Luján y Gastón Santos y “La edad de la violencia” con César Costa, Manolo Muñiz y Julissa, para citar algunas- para las cuales Velázquez Méndez realizó algunos arreglos de los covers.

Una vez que Ricardo Roel se separó del grupo, Juan José “Johnny” Ortega se convirtió en el cantante principal. En el cuarto disco que grabaron -con Orfeón, tras dejar CBS- tuvieron un gran éxito con “Despeinada”; el acetato incluyó temas como “Bat Masterson” y “Nena linda”, entre los más destacados. Otro de los hits, “Judy con disfraz” la interpretaba Ignacio Pérez Rojas.

Surgió entonces una gira a España, donde Los Hooligans eran conocidos y reconocidos por “Despeinada” y “Agujetas de color de rosa” -la segunda cantada por Ricardo Roel- con el primer lugar en las listas de popularidad. Alejandro decidió no ir, por el temor a perder una novia hermosa. “Si me hubiera ido, creo que ya no hubiera regresado”, dice a la distancia en charla con RS.

Mientras transcurre la entrevista, una música suave, cadenciosa parece envolver las palabras. Siempre se escucha en diferentes ritmos, característica inevitable de un músico, que, confiesa, en su casa organiza de vez en cuando rocanrroleadas y bohemias, pero desde hace unos treinta años está alejado de lo comercial, pese a que lo han invitado a presentaciones.

Y es que si bien grupos como Los Hooligans, los Teen Tops, Los Rebeldes del Rock y los Locos del Ritmo, entre otros, no iniciaron el rock and roll, son considerados sus grupos fundamentales. En realidad se ubican en la etapa de transición del el twist. Junto con Humberto Cisneros escribió temas como “Revoltosa”, “Como perro”, “Qué flojera” y es autor de temas como “Tonta eres”.

En el quinto disco, “Juanita banana” se convirtió en un éxito, lo que les valió constantes apariciones en programas de televisión como “Orfeón a go go” y el naciente “Siempre en domingo” conducido por Raul Velasco.

En 1972 se tituló de abogado, cuando además de participar en Los Hooligans, trabajaba en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje. En su oficina de la Colonia San Rafael -entre otros de sus colaboradores se encuentran las abogadas Viviana, su hija, Doris Colín y Nallely Herrera-, destacan fotos de sus papás y de su esposa Lety. Allí era frecuente ver al maestro Venus Rey, líder del Sindicato Único de Trabajadores de la Música del Distrito Federal, de quien fue asesor jurídico.

Con el maestro Venus Rey en el SUTM fue secretario de del sector juvenil, cuando siendo estudiante en una asamblea le hizo notar que por cada músico extranjero que se contratara, debía haber diez mexicanos. Después de un alejamiento, en 1979 se reincorporó como su apoderado legal. Fue además asesor de Luis Velazquez Jaacs, sobrino de Fidel Velazquez, líder de la CTM.

El bufete jurídico y su trabajo en la junta de conciliación lo alejaron paulatinamente del grupo musical, debido a que los fines de semana realizaban presentaciones tanto en la Ciudad de México como en el interior del país. Fue una relación de casi tres décadas.

Admite que la disciplina al que lo sujetó su mama, y los consejos de su papá, Roberto Velázquez Tapia, lo llevaron a ser lo que ahora es. Ella lo despertaba a las seis d la mañana para que se fuera a clases sin importarle que hubiera terminado una tocada en la madrugada; y él diciéndole que si quería ser bolero, primero terminara la carrera y colgara el título en el cajón para s convirtiera en el líder.

En 1999 la Suprema Corte de Justicia de la Nación estableció jurisprudencia al ratificar, entre otros, un amparo para el reconocimiento gubernamental del gremial Sindicato Nacional de Controladores Aéreos (SINACTA), incluida la libertad sindical, y en el 2000 obtuvo la declaratoria de inconstitucionalidad de la prohibición de la ley burocrática a la reelección de los dirigentes sindicales, lo que le generó el reconocimiento como uno de los abogados laboristas más importantes del país.

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