El STUNAM es uno de los sindicatos emblemáticos del país, posición que logró por las huelgas que llevó a cabo en las décadas de los setenta y ochenta y por las conquistas laborales que ha conquistado a lo largo del tiempo. Uno de los mayores logros es que a las mujeres embarazadas no se les discrimine para ingresar a trabajar a la máxima casa de estudios del país, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Nuestro contrato colectivo de trabajo es de avanzada, de máxima garantía y apoyo para la mujer universitaria, sindicalista y trabajadora”, sostuvo el secretario general del STUNAM, Agustín Rodríguez Fuentes, al intervenir en el conversatorio “Mujeres Rojas por una vida libre de violencia”, organizado por la comisión política de la Corriente Roja, en el que fueron expositoras dos feministas reconocidas: la doctora Patricia Galeana y la maestra Delia Selene de Dios Vallejo.
En el encuentro, organizado por Adriana Fernández, el secretario general del STUNAM estableció que existen casos de trabajadoras con un sólo día de antigüedad y al siguiente dar a luz, con garantía de atención médica en el ISSSTE y licencias médicas por maternidad. “Siempre ponemos por delante el derecho de la mujer y el valor agregado que son los hijos. Hemos tenido una respuesta altamente positiva” de las autoridades, planteó.
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En la UNAM, actualmente no es una limitante para que las mujeres ingresen a trabajar, que en los exámenes médicos se detecte que están embarazadas, una de las conquistas más importante en materia sindical.
Rodríguez Fuentes, quien supera una lesión de tobillo sufrida durante la revisión del contrato colectivo de trabajo (CCT), señaló que en el sindicato universitario están convencidos de la equidad y la igualdad de género, por lo que no promueven una política de cuotas porque “limita y minimiza”. Busca generar condiciones para que tanto el hombre como la mujer se desarrollen en un ámbito laboral, político y socialmente igualitario.
En la UNAM, la mujer que ocupa cargos, lo hace de acuerdo con sus capacidades y desarrollo pleno y, percibe el mismo salario que se le pagaría a un hombre en caso que tuviera esa posición.
Fue más allá y planteó que si bien en algunas zonas del país, la mujer ocupa no un papel secundario, sino el último, planteó que la nuestra es una sociedad matriarcal por el papel que ella juega, especialmente en el de madre. Ejemplificó que cuando fallece el padre, la familia permanece; pero cuando falta la madre se destruye.
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Fue más allá: en el día del padre los hijos a lo mejor se acercan, y el día de la mamá es una ley que estén presentes. “Eso nos indica que la mujer ocupa un papel preponderante en la sociedad mexicana, y la familia mexicana tiene como núcleo a la madre”.
Dio la bienvenida a todos quienes buscan generar condiciones de igualdad para el desarrollo político y social de la mujer universitaria. Hay que abrir todas las puertas para que las que se interesen en desarrollarse, tengan las mejores condiciones y facilidades, al igual que el hombre.
Durante el encuentro, la corriente roja del STUNAM recordó, en un folleto, que el 25 de noviembre fue el Día Internacional de la Violencia contra la Mujer, debido a que ese día, pero en 1960 el entonces presidente de República Dominicana, Rafael Trujillo ordenó el asesinato de las tres hermanas Mirabal, activistas, pensadores y voceras de las desigualdades en su país. En 1999 la Asamblea General de la ONU estableció la fecha para la conmemoración.
En el documento, se estableció que diariamente en nuestro país son asesinadas siete mujeres. En 2015, el 34 por ciento de ellas fueron muertas en su propio hogar; y el 66 por ciento han sufrido violencia. Colima, con el 16.3 por ciento presentó, en 2016 la mayor tasa de feminicidios, seguido por Guerrero con 14.1 y Zacatecas con 9.7 por ciento.
En su exposición, la doctora Galeana hizo un recuento histórico del feminismo, incluida la Revolución Francesa y la definición de Norberto Bobbio, para hacer una afirmación terrible: “somos el país con mayor feminicidios en América Latina”.
Por su parte la maestra Vallejo, con 81 años de edad y que ha sido ponente en cuatro de las conferencias mundiales convocadas por la ONU para el desarrollo de la mujer, fue tajante: “o transformamos o perecemos”.
Adriana Fernández, la organizadora del evento, planteó la necesidad de proponer un proyecto conjuntamente con los hombres, para una sociedad mejor.