Reprobar el primer año de secundaria le costó al adolescentes Benito Bahena y Lome, cambiar el uniforme y los útiles escolares por un puesto de mozo, mensajero y velador en la compañía de Tranvías de México; con un padre estricto, al chico de apenas 14 años le tocó hacerle de todo por un sueldo de 140 pesos mensuales, ingreso regular para esos años.
Era el año de 1954 cuando el hoy dirigente de la Alianza de Tranviarios de México (ATM) comenzó adentrarse en un mundo que lo llevaría, décadas más tarde a ser no solo líder sino diputado federal por el PRD. Aquella época dorada del tranvía que con sus mil 200 unidades atravesaba la ciudad por sus cuatro puntos cardinales, dando empleo a casi 13 mil trabajadores sindicalizados.
De hecho, por casi dos décadas –de los 50s a los 70s–, el tranvía fue el medio de transporte preferido por millones de capitalinos por su economía y rapidez, que paulatinamente cedería sus vías y espacios al metro, a los trolebuses y ahora a los ineficientes y saturados metrobuses. Hoy en día, uno de sus descendientes, el Tren Ligero que corre de Taxqueña a Xochimilco, apenas y cuenta con 26 unidades de las cuales—señala el líder a RS–, apenas funcionan de manera regular unas 12.
Cuando Benito Bahena habla del tema del transporte citadino, lo hace con pleno conocimiento de causa; de hecho, de sus 80 años de vida, 66 los ha pasado relacionado con el tema; no únicamente vivió el auge del tranvía sino su desplazamiento por el trolebús, otro medio de transporte anticontaminante que de casi mil unidades y 32 líneas, ahora sólo cuenta con 8 líneas y 340 vehículos. Y de 8 mil 500 trabajadores, apenas ahora suma unos 2 mil 900, incluido el personal del Tren Ligero.
“Los 200 trolebuses fueron adquiridos en el gobierno de Oscar Espinoza Villarreal a mediados de la década de los 90s, y tras la llegada de Cuahtémoc Cárdenas a la fecha, los gobiernos perredistas se olvidaron de fortalecer e impulsar este medio de transporte que no contamina”, indica el dirigente quien no puede sustraerse al dejo de nostalgia que le invade cuando habla de su paciente evolución en diversos cargos sindicales hasta llegar al liderazgo de uno de los gremios más antiguos de la ciudad y del país.
“Hay indicios históricos que desde 1850 empezaron a funcionar los tranvías tirados por mulitas que llevaban por las vías, pequeños vagones con capacidad para no más de 20 pasajeros; y fue en 1901 cuando por órdenes del entonces presidente Porfirio Díaz, el entonces canciller Ignacio Mariscal inauguró la primera ruta del tranvía eléctrico, con mayor capacidad y rapidez, que corría del pueblo de Tacubaya al centro de la ciudad”, relata Bahena y Lome.
Recapitula sobre la historia de principios del pasado siglo y dice que, de hecho, los fundadores del SME y de la Alianza de Tranviarios, estuvieron un tiempo ligados a una misma organización, la Federación de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías de México, empresa de capital británico canadiense que vio en la venta de electricidad otro rentable negocio.
Benito Bahena comenta que los electricistas vieron que era mejor para sus intereses crear su propia organización que fundaron el 14 de diciembre de 1914; años más tarde, el 23 de diciembre de 1923, nació la Alianza de Tranviarios de México que este año cumplirá 95 años, sin duda, uno de los gremios más antiguos del país.
Entre pausados sorbos de café, Bahena y Lome extrae el recuento de su vida sindical al comentar que en 1962, a los 24 años, cuando obtuvo su primer cargo de representación como Secretario de Oficinas para más tarde asumir el puesto de Secretario de la Comisión de Fiscalización y Vigilancia; años después fue electo para desempeñarse como Secretario del Interior y después asumió la cartera de Secretario Tesorero.
Pero no fue hasta 1997 cuando la Junta Local de Conciliación y Arbitraje ordenó modificar los estatutos sindicales de su organización para que todos los agremiados tuvieran la oportunidad de contender por la Secretaría General, pues antes tal privilegio sólo lo tenían quienes operaban tranvías o trolebuses, él desde su puesto de Cajero General estaba impedido para ello, pero una vez que la apertura se dio, arribó a la dirigencia de los tranviarios a la edad de 59 años.
Empero, para Benito Bahena mantenerse en el cargo por 21 años no ha sido fácil, sobre todo en la administración de Miguel Ángel Mancera, que está por concluir, por la presión que diversos funcionarios encabezados por el ex Secretario de gobierno y el Director de SEMOVI, Héctor Serrano, han ejercido contra su liderazgo al negarse a aceptar cambios al parque vehicular de los trolebuses por camiones eléctricos chinos que en pruebas hechas en la CDMX, demostraron su mala calidad, pero representan un millonarios negocio para los servidores públicos corruptos, como es el caso—expone Bahena y Lome–, del Director de Servicios de Transportes Eléctricos del gobierno capitalino, Rubén Eduardo Venadero Medinilla, quien entre otras tantas corruptelas se gastó 200 millones de pesos para, supuestamente, rehabilitar vías por donde corre el Tren Ligero que datan del año 1900.
“Se gastó el dinero pero al parecer no hizo nada porque en los últimos cuatro meses se han descarrilado cuatro trenes; Amieva dijo que se iban a corregir las fallas pero no se ha hecho nada”, dice en tono realmente molesto el líder sindical a la par que agrega en la charla con RS, que con la llegada al gobierno capitalino de la doctora Claudia Sheinbaum deberá investigarse el paradero de 11 mil millones de pesos que serían empleados para mejorar el transporte público manejado por funcionarios como Serrano y Venadero y del que se desconoce su destino”.
Denuncia que el desinterés del actual gobierno por apostarle al transporte público anticontaminante fue tal que se desechó en 2016 un pedido de 32 trolebuses fabricados por la armadora Dina en sociedad con una empresa checa y que finalmente fueron adquiridos por el municipio de Guadalajara a un costo 520 mil dólares por unidad, cuando el costo de los inoperantes autobuses eléctricos asciende a 900 mil dólares.
Dar un punto de vista contrario a los intereses particulares de los funcionarios de Mancera le costó a Bahena y Lome que le sembraran una disidencia artificial al interior de su sindicato de tal suerte que personajes como Gustavo Ortega Bravo y Eugenio Rangel García, curiosamente –subraya–, despachan en las oficinas de la empresa de Municipio Libre 402, y al lado de su promotor, Rubén Eduardo Venadero quien los reconoce como dirigentes aún sin tener su toma de nota.
El líder tranviario dice hacer lo propio en la sede sindical de doctor Lucio 29, esperando la resolución en los tribunales por la demandas en contra de quienes “están usurpando funciones de una representación que no les corresponde ni por la ley ni por el apoyo de los trabajadores”, confiado en que el próximo gobierno de la ciudad aproveche los casi 500 kilómetros de infraestructura con que cuenta la red de trolebuses para hacer renacer un medio de transporte, ágil, barato y anticontaminante que dé empleo a más trabajadores y garantice los derechos de los 2 mil 900 agremiados y mil 850 jubilados que mantienen viva a la Alianza de Tranviarios de México (ATM), próxima a cumplir cien años de existencia.