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Empresas deben combatir trata y explotación de los trabajadores

En las empresas ocurren abusos de distintos tipos, que pueden ser catalogados como nuevas formas de esclavitud

Las empresas tienen responsabilidad para erradicar la trata y explotación de los trabajadores, aseguró Paulina Segarra doctora en ciencias administrativas de EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hay 21 millones de personas que son víctimas del trabajo forzado, aunque no se tiene el dato de cuántas también son víctimas de trata.

Si bien se tiene la percepción de que la explotación y la trata ocurren solo en ciertos sectores, estos abusos también se dan en las empresas con trabajadores formales y van desde no recibir un salario digno u obligar a las personas a trabajar más tiempo del que establece su horario laboral sin una remuneración adicional a su salario.

Segarra señaló que las empresas tienen la obligación de erradicar estas prácticas y garantizar  mejores condiciones laborales. Y al mismo tiempo deben trabajar para ayudar a las víctimas  de trata de personas a través de fondos empresariales.

“El trabajo coordinado generaría un compromiso de responsabilidad en común para luchar contra tal problema que solo desgasta el tejido social, el empresarial y el de los países a nivel mundial”, dijo la especialista.

Desde el 2000, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha realizado esfuerzos para combatir la trata de personas y uno de ellos fue declarar el 30 de julio como el Día Internacional contra la Trata de Personas, con el objetivo de generar acciones contundentes contra este delito.

De acuerdo con datos del organismo internacional, este delito impacta sobre todo a mujeres y niñas al encontrarse en situaciones de mayor vulnerabilidad se ven involucradas con los tratantes, debido a que ellos las identifican y se aprovechan de su deseo de mejorar su calidad de vida.

En tanto, las personas se encuentran en una situación de esclavitud son forzadas a trabajar bajo amenazas, controladas por sus captores, deshumanizadas y cosificadas, además de  estar limitadas en sus movimientos y a vivir en condiciones infrahumanas, señala la organización no gubernamental Anti-Slavery International.

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