El 80 por ciento de las 2 millones de nuevas plazas laborales que España creará en los próximos ocho años, tendrán “un fuerte componente tecnológico”, lo que adicionalmente le llevará a requerir, a corto y mediano plazos, millón y medio de inmigrantes para que cubran puestos de trabajo que le permitan la sostenibilidad y la competitividad de las empresas.
El rápido avance de la tecnología, ha provocado que en La Península el 27 por ciento de los empleos estén sin ocupar “debido a las nuevas competencias profesionales que demandan las empresas y para las que no logran encontrar personal formado”, de acuerdo con el suplemento “Cinco días” del periódico El País del pasado 3 de julio, con base a datos de Manpower.
El Internet de las cosas (IdC o IoT, por sus siglas en inglés), conexión a la red de objetos que no sean computadoras, tabletas o teléfonos inteligentes será, de acuerdo con el organismo de telecomunicaciones de la ONU, la próxima fase del desarrollo tecnológico, para lo cual pronosticó que en 2023 alcanzará 3 mil 500 millones de conexiones.
“¿Has oído hablar de los anteojos en cuyos cristales puedes ver el correo electrónico o de la refrigeradora que avisa cuando un producto está a punto de vencerse? ¿Y del brazalete que envía una alerta a un equipo médico que puede ayudar a una persona de la tercera edad si alguno de sus signos vitales se altera?¿O del sensor conectado a otro dispositivo que registra cuántos transeúntes usan un cruce y, a partir de ese dato, mejorar el tránsito en una zona?”
De ninguna manera es futurismo o ciencia ficción. Es una cita de otro suplemento del periódico El país, en el que se explica que el IdC se aplica ya en ciertos lugares en sectores del transporte, el medioambiente, el agua y la energía mediante sensores instalados en postes de luz que miden y comparten datos ambientales o de contaminación (en Chicago y Barcelona), aparatos de GPS que rastrean y dan en tiempo real actualizaciones de la situación del tránsito (Mississauga en Canadá), medidores inteligentes que monitores el consumo de energía (en Amsterdam y Seúl), y sensores que detectan el volumen de basura en los contenedores callejeros (en el Reino Unido).
El avance tecnológico no se detiene, debido a que, sólo a manera de ejemplo, una firma denominada Yeti, con presencia en Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y Holanda, conecta todos los dispositivos inteligentes del hogar y controlarlos a través de una aplicación móvil. “Tengo confirmada una rutina de buenos días por la cual el reproductor de música empieza a sonar a las 8:00 y la cafetera se activa y me prepara el desayuno”, cita a su CEO, Jon Senra.
Lo extraordinario es que esa firma pese a haber sido desarrollada en Valencia, tiene sólo una pequeña presencia en España.
Parece ironía hacia nuestro país. En realidad no lo es, aún cuando si analizamos con cierto detenimiento, exhibe nuestro atraso tecnológico: en el último debate de los candidatos a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Purificación Carpinteyro, de Nueva Alianza, con énfasis le preguntó a Claudia Sheinbaum -reconocida científica de la UNAM-, si sabía lo que era el Internet de las Cosas.
Mientras en los países desarrollados la inteligencia artificial entra ya en la cotidianidad, en México los trabajadores al servicio del Estado están más preocupados por los efectos del traslado de sedes de dependencias públicas a ciudades del interior del país. ¿Tendrán interés los “voluntarios” que sobreviven de propinas y de la venta de recolección de vidrio, cartón, papel y PET que sin sueldo ni prestaciones económicas prestan sus servicios en la recolección de basura en la CDMX, en el impacto que en la vida diaria tiene el avance tecnológico, más allá de la telefonía celular?
El propuesto candidato a secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, declaró que desde el 1 de diciembre despachará en la Ciudad de Puebla, donde el entrante gobierno de Andrés Manuel López Obrador plantea ubicar la sede de esa dependencia.
De acuerdo con especialistas, el traslado de la SEP podría afectar a 17 mil 421 trabajadores. ¿Tiene Puebla infraestructura instalada para ofrecerles casa, escuelas y transporte, más otros servicios básicos que demandarán?¿Cómo resolver en los casos de matrimonios en que el esposo o la esposa trabaja en otra dependencia?
¿Cuál es la prisa del cambio? ¿Exhibir las debilidades del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) de negociar un traslado ordenado, en el que se garanticen condiciones mínimas de sus agremiados, para justificar posteriormente el cambio de dirigentes?
Hasta ahora nadie del equipo del virtual presidente electo ha tenido capacidad para explicar de manera lógica y ordenada el programa de descentralización, lo que se ha traducido en inquietud -por decirlo de manera eufemística- entre los trabajadores que prestan sus servicios en las dependencias cuyas sedes serán reubicadas en ciudades del país.
¿Oaxaca, Chiapas, Oaxaca, San Luis Potosí, Ciudad Obregón en Sonora y en todas las ciudades a las que serán enviadas dependencias públicas, cuentan con vivienda e infraestructura de servicios básicos para recibir a cientos e incluso miles de trabajadores del Estado? Evidentemente no, lo cual lleva a concluir que se trata de una medida que requiere ser analizada con más detenimiento y clarificarla, porque el riesgo es que se convierta en un bumerang con resultados impredecibles.
No perdamos de vista que el desarrollo tecnológico es de una velocidad impresionante. Apenas en 1991 surgió la Word Wide Web (www) de la mano de Tim Barners-Lee y Robert Cailliau, cuyo antecedente más inmediato fue la ARPNET en 1983, tras que en 1976 Robert E. Kahn y Vinton G. Cerf crearon el protocolo TCP/IP que permitió la conexión inalámbrica de las computadoras en el mundo, cuyo primer paso había sido una red que conectaba agencias gubernamentales, universidades y contratistas de defensa.
Desde entonces, la tecnología ha logrado la creación incluso de robots humanoides como Samantha, con capacidad para decir no a una relación sexual si detecta que se le trata de manera brusca y no se le susurran palabras bonitas al oído. Puede responder a estímulos en la boca, el punto G y los senos, por lo que puede sentir un orgasmo.
Creada por Sergi Santos, un catalán experto en nanotecnología de 38 años, tiene un peso de 40 kilos y está confeccionada con material parecido al silicon llamado elastómero termoplástico. Entre sus capacidades, puede buscar el acercamiento romántico para, una vez sintiéndose cómoda pasar a lo sexual.
Por si le interesa, Samantha tiene un costo de 5 mil euros; pero su creador ya trabaja en la producción de modelos más económicos.