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Los “morenistas” que van tras el SME

Mientras los sindicatos que por décadas alimentaron al  corporativismo del PRI como el SNTE, los ferrocarrileros y hasta el SUTERM,  buscan congraciarse y tender puentes con el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, en el sindicalismo independiente los oportunistas que abandonaron en los momentos de crisis al SME ahora se enarbolan como los promotores de un supuesto cambio en bien de los electricistas y anuncian que tocarán a la puerta del cuartel de la transición en pos de la bendición del nuevo gobierno.

En este contexto es pertinente  concitar hechos de la historia contemporánea para etiquetar en su justo valor a cada uno de quienes ahora pretenden sorprender la buena fe de quien tomará las riendas del país el primer de diciembre próximo,  como son los casos de Rosendo Flores y Jorge Tapia —sin dejar de mencionar a Jorge Sánchez quien desde años se ostenta como dirigente del SME—entre algunos  de la extensa lista de arribistas.

Los nombres y rostros de todos ellos, así como de infinidad de amanuenses del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa que lanzó a la calle a 44 mil trabajadores el 11 de octubre del 2009 tras la expedición del Decreto de Extinción de la paraestatal  Luz y Fuerza del Centro, no figuran en ninguno de los episodios de la lucha de resistencia iniciada por los 15 mil 599 electricistas que se rehusaron a liquidarse.

Habrá que recordar el financiamiento oficial  que tuvo meses antes del golpe a la centenaria organización el entonces candidato de la planilla naranja y tesorero, Alejandro Muñoz y cuya misión encomendada desde Los Pinos era desplazar de la dirigencia a Martín Esparza para anular cualquier brote de inconformidad una vez que sobreviniera el cierre de la empresa.

La instrucción que los ahora paladines del gremio electricista dieron a sus hijos y familiares cercanos nunca fue la de  sumarse a la lucha en contra del autoritario decreto, sino acudir a liquidarse para más tarde empujar la estrategia de desaparecer a la organización bajo la exigencia de vender su patrimonio sindical.

El largo y sinuoso camino que los electricistas del SME debieron recorrer en todos estos años en mítines, marchas, plantones y huelgas de hambre, marcó un hito en la historia contemporánea de los movimientos sociales del país. Y mientras los ahora iluminados descansaban en sus casas gozando de las jugosas pensiones agenciadas en sus tiempos de liderazgo, miles de sus ex compañeros se enfrentaban  a la fuerza del estado.

Si estos mercenarios del sindicalismo se hubieran salido con la suya con toda seguridad el SME no hubiera llegado a sus cien años y se habría consumado la estrategia del gobierno de Calderón de extinguir a Luz y Fuerza del Centro y con ella al incómodo Sindicato Mexicano de Electricistas.

Pero ahora, montados en los rieles de la desmemoria le apuestan a que la gente de Morena satanice a la dirección sindical por el hecho de haber apoyado la candidatura de María de Jesús Patricio, “Marichuy”, la indígena a la que las autoridades electorales  le negaron su registro como aspirante a la presidencia.

Por supuesto que en los fundamentos de la lucha social hay más puntos de coincidencia entre el SME y Morena que entre éste partido y quienes en su momento se pusieron de tapete al gobierno de Calderón y la derecha. Ni la directiva del SME ni sus miembros, por supuesto, jamás habrían consentido sumarse a un candidato del PAN, del PRI o de sus partidos satélites, como en su momento lo hicieron Jorge Sánchez, Jorge Tapia y Rosendo Flores. Estos últimos tocaron infinidad de veces la puerta del PRI en 2012, apoyando la candidatura de Enrique Peña Nieto.

Al interior del gremio smeita se sabe que Rosendo Flores alentó en su momento  a Alejandro Muñoz a sabiendas de lo que esto implicaba para la unidad y el futuro del sindicato al cual dirigió por ocho años. Sobre sus espaldas, se comenta, pesa la irresponsabilidad de haber consentido la entrega de la fibra óptica de Luz y Fuerza  a la empresa WL-Comunicaciones  en la que aparecieron como accionistas mayoritarios los panistas Fernando Canales Clariond y Ernesto Martens, secretarios de Energía en el sexenio de Vicente  Fox.

Flores terminó sumido en una agravada dipsomanía que lo llevó a cometer excesos y disparates como aquel cuando llevó a una compañera sentimental nada menos que a un encuentro con el fallecido  presidente de Venezuela, Hugo Chávez, presentándola como parte de su comité. Testigos presenciales del embarazoso acontecimiento narran que en un gesto de caballerosidad el desaparecido mandatario, pidió a la “funcionaria” sindical hacer uso de la palabra. Por supuesto que el entonces secretario general del SME prefirió hacer mutis antes que confesar su falta de  respeto para con el mandatario.

Ahora en su ambición por  cosechar los frutos de algo que nunca sembraron se cuelga junto con sus aliados en el incumplimiento de los acuerdos firmados por el gobierno federal  con la actual dirigencia para generar confusión autonombrándose como los favoritos del presidente electo.

Por supuesto que hay mucha tela de donde cortar para confeccionarles un traje a la medida a esta caterva de arlequines y saltimbanquis que  se dicen luchadores sociales, simpatizantes de Morena y hasta defensores del SME. En la lucha de resistencia nunca estuvieron presentes.

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