Alrededor de las 6:30 de la mañana y al entrar a la estación del Metro 18 de Marzo los usuarios del transporte público se sorprendieron al encontrarse la ventanilla cerrada y sin nadie que les vendiera el boleto para el ingreso al andén. ¡No estaba la chica de la taquilla!
Era Primero de mayo, día de asueto para muchos trabajadores, pero nadie se esperaba que las chicas que venden boletos y recargan las tarjetas todos los días en esos pequeños módulos pudieran dejar su trabajo justo ese día. Por fortuna, el policía de la estación dejó pasar a todos los que no tenían boleto libremente por el torniquete.
Una cortesía a los que en el Día del Trabajo tenían que trabajar.
La misma escena se repitió en el metro Copilco, donde la chica de la taquilla tampoco llegó a trabajar y no había quien vendiera los accesos al metro. La situación se complicó en aquella estación, pues el policía solo les pidió que esperaran a que llegara la señorita que vende las entradas.
¿Acaso por ser de Primero de Mayo, Día Mundial del Trabajo, las taquilleras del Metro llegaron tarde a laborar o de plano se tomaron el día? Pues fue curioso que en diferentes estaciones pasara el mismo problema.
En el Sistema de Transporte Colectivo Metro hay mil 963 mujeres taquilleras que laboran todos los días en esas cápsulas de concreto que recientemente remodelaron y 80% de ellas pertenecen al sindicato oficial, sí ese que dirige Fernando Espino. El resto está agremiado en tres sindicatos menores.
Estas mujeres atienden a cerca de mil usuarios todos los días tras las ventanillas de cristal, aunque muchas veces los viajeros ni siquiera las voltean a ver e incluso las han acusado de groseras y de no atender correctamente a los usuarios.
A pesar de que estas situaciones se repiten todos los días, el Primero de Mayo fue extraño no encontrarlas y descubrir que el acceso al Metro puede volverse un lío si estas mujeres no están en su puesto de trabajo, incluso en un día festivo.
Después de pasar toda esa aventura matinal en el Metro, RS Sindical logró llegar al Zócalo capitalino al evento de la celebración del 132 Aniversarios del Día del Trabajo, donde diversas organizaciones sindicales y sociales convocaron en protesta de mejores condiciones de trabajo y defensa de sus derechos, según dijeron, en peligro por la Reforma Laboral y las contrataciones por outsourcing.
La plancha del Zócalo comenzaba a llenarse desde las 8 de la mañana recibiendo a miles de trabajadores. Cada uno de los grupos marcharon hacia la plaza de la constitución gritando sus porras, cargando banderas, había quienes iban uniformados con gorras que decían el nombre del sindicato o playeras, también portaban carteles, pancartas, matracas, silbatos.
Claro, dentro de ese evento no podían faltar los vendedores de comida, había tamales, tlayudas, tacos de guisado, venta de aguas, dulces y demás alimentos.
Los primeros sindicatos que llegaron a la plancha de zócalo fueron los del Congreso del Trabajo, desafortunadamente hubo trabajadores que no iban con ánimos de exponer sus problemas laborales ni mucho menos a apoyar a sus compañeros; iban con ganas de beber y hacer su propio festejo.
En el lugar distintos grupos de trabajadores de la CTM bebiendo y haciendo desmanes, insultando a las mujeres que pasaban cerca del lugar donde estaban reunidos, generando caos en medio del mitin de los trabajadores, que se dieron cita para conmemorar esta fecha y exigir sus derechos laborales.
Al terminar los discursos de los líderes del Congreso del Trabajo, los asistentes abandonaron el Zócalo para dispersarse por las calles del Centro Histórico. Dos horas después, fueron arribando contingentes de los sindicatos independientes por la calle 20 de Noviembre para apropiarse de la plancha durante más de una hora.