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Un “vegetal” llamado Mario Delgado

Cuando trabajó en la administración de Marcelo Ebrard fue de los secretarios consentidos del régimen. Tanto que se convirtió en socio y cómplice de su jefe, quien pensó en él como primera opción para darle continuidad al marcelismo en la Ciudad de México.

De la gris y muy técnica Secretaría de Finanzas -donde por cierto hizo un trabajo importante, habrá que reconocerle-, Mario Delgado pasó a la Secretaría de Educación, donde le pusieron todo en bandeja para que intentara volverse popular.

Para él crearon el populista programa Prepa Sí, dirigido a miles de jóvenes becarios próximos a cumplir 18 años y que votarían por primera vez. Nacieron los equipos de futbol soccer y americano de la capital, con los que se tomaba fotos portando el número 1.

La idea era que Mario fuera conocido por la sociedad capitalina, a fin de que su imagen creciera al punto de que en automático fuera el candidato del PRD a la jefatura de Gobierno en 2012.

Por más dinero y publicidad que le metieron, su personalidad anticlimática y evidente antipatía chocaron de lleno con la ciudadanía y, aunque inició temprano la carrera, de inmediato se notó que no despegaría.

Marcelo se aferró de tal forma a mantenerlo, que incluso el PRD llegó a la ridiculez de hacerlo orador principal en la conmemoración de El Halconazo que en 1971 causó la muerte de decenas de estudiantes a manos del gobierno capitalino.

Delgado habló ante la comunidad universitaria, que jamás pudo entender cómo los perredistas le habían dado el micrófono a alguien que no vivió esos hechos, que no radicaba  en el DF y que  ni siquiera estudió en la UNAM, el Poli o la Normal de Maestros.

La nula fuerza de Mario fue aprovechada por las tribus del PRD para imponer a Marcelo un método de elección por encuesta de su candidato, y al jefe de Gobierno no le quedó más remedio que aceptar que su gallo se midiera con alguien en el partido.

El Sol Azteca eligió como representante a la entonces presidenta de la Comisión de Gobierno de la ALDF, Alejandra Barrales, quien había hecho un buen trabajo legislativo y gozaba de cierta popularidad.

Precavido, y por no dejar, Ebrard optó por meter a un tercero a la disputa como candado de seguridad por si Mario no despegaba. Fue así como entró a la contienda Miguel Ángel Mancera, por el que nadie apostaba; hoy todo mundo conoce la historia.

Al ser bajado de la candidatura y dejar entrever que tenía muchos secretos del Gobierno del DF, Delgado fue premiado con una senaduría que no merecía, pero ni modo, los perredistas tuvieron que sacrificar a uno de los suyos para pagar.

Pero si como precandidato fue gris, como senador perdió el color… hasta acabar convertido en moreno, producto de la traición al partido que lo llevó al Senado. Aunque quizá su actuar más desafortunado como legislador lo realizó apenas hace unas semanas.

Dice pertenecer a un partido austero y honesto, pero Delgado gastó un buen fajo de dólares para viajar a Atlanta y reportar la “exclusiva” –según él- que Ricardo Anaya rentó ahí una propiedad para su familia hace un par de años.

Quizá el senador piense que descubrió el hilo negro al señalar no sólo el lugar del inmueble, sino que hasta lo quiso comparar con la polémica Casa Blanca de Las Lomas, asegurando que  los políticos del PRI y del PAN son iguales por buscar propiedades lujosas.

Que Anaya sueña hoy con gobernar el país, pero en una de las épocas más duras decidió alejarse y mudar a su familia a un lugar más seguro, utilizando millonarios recursos que, según él, son poco claros.

Si provinieran de los sobreprecios pagados por la Línea 12 del Metro cuando él era el encargado de Finanzas, a lo mejor para él no serían tan oscuros.

El senador se gastó una lana –dirá que de su dieta- para exhibir una casa que todo mundo conocía.

Pero ya que anda de corredor de bienes raíces, bien haría en mostrar dónde vive él, cuántos inmuebles tiene y cómo los obtuvo, nomás para ser parejos.

Porque cuando fue secretario con Ebrard, vivía en un exclusivo fraccionamiento del Edomex, pero pernoctaba en la no menos lujosa zona de Polanco. Que abra su información, para que nadie vaya a pensar que se benefició en temas como la Línea Dorada del Metro.

Que no olvide que Marcelo también anduvo viviendo en ciudades tan caras como París, y estaría bien que filmara y diera a conocer las propiedades que su ex jefe habitó durante su auto-exilio en Francia y EU.

Y ya de paso, el senador podría visitar a la carísima Vancouver para mostrar a los trabajadores mineros cómo vive con el dinero de las cuotas Napoleón Gómez Urrutia, flamante candidato a senador plurinominal de Morena.

Las propiedades del senador, de Ebrard e incluso de Andrés Manuel López Obrador se adquirieron con dinero proveniente del erario, pues todos ellos tienen una larguísima carrera en la burocracia nacional, no en la IP.

En lugar de andar de reportero maleta, Delgado debería informar qué ha hecho en los más de cinco años que lleva como senador, además de darse vida de rico y cobrar puntualmente su jugosa dieta.

¿Qué leyes ha propuesto y cómo le han cambiado la cara al país? Ninguna, se la ha pasado vegetando, como cualquier legislador de Morena.

De fallido candidato de Ebrard ahora es gris senador y reportero maleta

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