Enrique Romero Sánchez, actual Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores de Hacienda y del Servicio de Administración Tributaria, es un hombre que conoce en los hechos, y no de oídas, los temas de que habla porque los ha vivido desde los 20 años en que ingresó a trabajar como revisor en la Aduana del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Y en entrevista con Reivindicación Sindical, se dice orgulloso de haber rescatado para su organización el respeto de las autoridades y sus agremiados.
De trato sencillo y franco, el dirigente nos recibe en sus remodeladas oficinas de las calles de Lerdo, que contrastan con el ambiente lúgubre y el deterioro de épocas pasadas. De buen ánimo, este hombre de 65 años, con 43 de servicio en la dependencia y 38 como representante sindical, rememora haber ingresado en 1974 a la Secretaría de Hacienda tras haber estudiado en la Escuela Nacional de Capacitación Aduanera la carrera de Vista Aduanal.
Primero como revisor y luego como “vista” y “Jefe de Vistas”, se dio tiempo para desempeñar funciones para representar a sus compañeros pues confiesa que la vena sindical le viene de familia.
“Fui Secretario de Deportes y Turismo, Secretario de Organización, de Trabajos y Conflictos, hasta que me vine al sindicato nacional como Secretario de la Comisión de Honor y Justicia en el periodo de Edgar Juárez Hernández, por ahí del 93-96; posteriormente, en el comité de Jesús Grijalva trabajé en las entidades económicas del sindicato y posteriormente decidimos hacer la planilla naranja para desplazarlos porque realmente este sindicato no reunía las características que los trabajadores necesitaban”.
“Llegamos a ser uno de los peores sindicatos de la federación y esto nos motivó a pelear para que este sindicato cambiara; nos constituimos como Planilla Naranja y les ganamos la elección y desde el año 2003, me encuentro desempeñando el cargo de Secretario General de este extraordinario sindicato”, recuerda con un poco de indignación
Enrique Romero acepta que cuando arribó a la dirigencia los trabajadores no creían en el sindicato “y nos costó mucho trabajo volver a recuperar su confianza”, admite al tiempo que añade: “no teníamos ningún respeto de los funcionarios de la dependencia, sobre todo del SAT, situación que fuimos poco a poco rescatando. Hoy tenemos el respeto total y absoluto de las autoridades de Hacienda y del mismo SAT. Somos un sindicato reconocido por el senador Joel Ayala, por la FSTSE”.
Pero el “vista” Romero no sólo encontró una sede sindical en ruinas sino la herencia de ex secretarios que no cumplieron con la misión para la que fueron electos dejando en el limbo la solución a los acumulados problemas de los trabajadores, muchos de los cuales debieron defenderse por sí mismos ante el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje.
Por si esto fuera poco, y como parte del recuento de los daños, las Condiciones Generales de Trabajo (CGT), tenían 25 años sin ser revisadas.
“Podría decirse –sopesa—, que los trabajadores no tenían absolutamente ningún beneficio y se habían perdido otros que se tenían a través de convenios, como las multas que eran distribuibles, los servicios extraordinarios, las estancias infantiles, el transporte para quienes llevaban a sus hijos a las dos escuelas que teníamos, la Luis Cabrera y la SPP, también se perdió la participación semestral que había en aduanas. Y el Hospital de Hacienda fue absorbió por el ISSSTE”.
Lejos de arredrarse, Enrique Romero inició una labor cuesta arriba que ha rendido frutos. Y dice orgulloso antes de enumerar las metas alcanzadas: “hoy logramos lo que era un sueño para un servidor y para la licenciada Rosa María López González, que es mi Secretaria de Capacitación Política y Sindical: el tener un sindicato digno que cumpliera las expectativas de los trabajadores y que fuéramos un ente que defendiera sus derechos que es el tema principal de toda organización hacia sus agremiados”.
Comenta que hoy en día las Condiciones Generales cuentan con muchos beneficios, por ejemplo, para las madres trabajadoras que tienen horarios especiales para llevar a sus hijos a la escuela hasta los 15 años, con un horario de las 9 de la mañana a 2,30 de la tarde; así también, por su festejo del Diez de Mayo se les otorga un día de asueto y un pago económico por ese día. Además, las madres con hijos de capacidades diferentes tienen ese horario de por vida sin importar la edad de los mismos; para los estudiantes tenemos beneficios en universidades y la opción de apoyarlos a ingresar a la Universidad de la FSTSE por ser hijos de nuestros compañeros”.
El líder de los trabajadores hacendarios y del SAT, recuerda que hubo un tiempo en que su sindicato fue precursor del Estatuto Jurídico de FSTSE en donde hubo excelentes líderes. Y lamenta que “el asunto se vino degradando a partir de algunos Secretarios Generales que veían esto como un escalón para obtener beneficios personales y de ahí que cada uno quería poner a uno menos capaz que él para manejarlo”
Romero Sánchez dice haber recibido su organización con cinco mil 700 trabajadores de base, elevando la membresía a 7 mil 800, tras firmar un convenio de basificación para los trabajadores de confianza que desempeñaban funciones administrativas dentro del rango de los niveles 2 al 11.
Sin falsas modestias, comenta a RS: “Considero que nuestras CGT son de las mejores del gobierno federal por todos los beneficios que tenemos y no sólo económicos sino otros más como el otorgar a los estudiantes diez días para presentar su examen profesional, de maestría o doctorado; además se les da una cantidad en efectivo como apoyo, se les paga la impresión de las tesis y tienen derecho a acceder a un mejor nivel laboral cuando tienen el título profesional”.
Agrega el dirigente: “Tenemos prestaciones económicas que se han ido incrementando y el pago de útiles escolares para su adquisición de cualquier nivel desde primaria hasta licenciatura y en este rubro los pagos en efectivo varían de acuerdo al grado que estén cursando los hijos de nuestros compañeros. Dice también: “Tres veces al mes un trabajador puede quedarse a trabajar si llega tarde, siempre y cuando no lo haga después de las diez de la mañana. Y los trabajadores gozan de 13 días económicos con goce de sueldo para atender problemas personales”.
La lista de logros es aún amplia y Enrique Romero resume la confianza de sus compañeros al darse cuenta de los cambios y de los resultados a su favor, “puedo decir que están contentos con nosotros. Acabamos de entregar la cuarta revisión de las CGT. Fueron tres meses de ardua labor porque tuvimos que viajar a todos los centros de trabajo de la República Mexicana a entregarles un ejemplar a cada trabajador en propia mano para que conozcan los nuevos beneficios y cómo se otorgan”, resume el dirigente con la sonrisa de quien se sabe merecedor a los aplausos que le prodigan sus agremiados por la misión cumplida de ser su interlocutor válido ante las autoridades al poner fin a los paros laborales, aplicando las lecciones para negociar acuerdos aprendidas a su líder de la FSTSE y amigo, Joel Ayala Almeida.